El calor y la Temperatura explicado en breves palabras.
jueves, 31 de mayo de 2012
miércoles, 30 de mayo de 2012
Todo lo que debes saber acerca la Temperatura
¿Qué debemos entender por temperatura?
En realidad, desde muy niños, todos tenemos alguna percepción e
intuición acerca de qué es la temperatura, gracias a que en nuestro
organismo poseemos el sentido térmico. Este sentido, ligado
estructuralmente al tacto, pero muy distinto de él, nos da cuenta de qué
está más frío o más caliente, de un modo bastante efectivo, por lo
menos para desenvolvernos en la vida diaria y sobrevivir. Como sabemos,
nuestros sentidos nos engañan (3) y son un tanto inexactos cuando se
trata de comprender las leyes del mundo físico. Por esta razón, a lo
largo de la historia se han inventado distintos instrumentos que
reemplazan y prolongan nuestro sentido térmico, permitiendo evaluar la
temperatura en forma bastante más objetiva, con mayor precisión y en un
rango mucho más amplio. Como una primera aproximación al concepto, se
puede definir temperatura como “aquello que mide un termómetro”. El
problema, entonces, consiste en saber cómo son y cómo funcionan los
termómetros.
En un modelo corpuscular de la
materia, la temperatura de un cuerpo puede asociarse al nivel de
agitación de sus partículas. Es decir, un cuerpo tiene mayor temperatura
cuando es mayor la velocidad con que se mueven sus partículas. Esta
situación, es decir, la mayor agitación, provoca una mayor cantidad de
choques entre las partículas y con mayor liberación de energía (calor).
Del mismo modo, es mayor la cantidad de choques con las paredes del
recipiente, de tal forma que al tocarlo percibimos “caliente”.
En el caso de cuerpos sólidos, la
temperatura sigue estando ligada al movimiento de sus partículas, sólo
que en este caso el movimiento es más restringido. Al aumentar la
temperatura de un sólido, aumenta la amplitud con que vibran u oscilan
sus partículas, aumentando así su velocidad y su energía cinética.
La temperatura de un cuerpo, indica el
nivel de energía cinética promedio de las partículas de un cuerpo o
porción de sustancia.
Es importante no confundir temperatura con calor, pues aunque están relacionados, son conceptos muy distintos.
Escalas termométricas.
Dentro de las diversas escalas que se
han diseñado para medir la temperatura, revisaremos las dos más
relevantes, es decir, la escala Celsius y la escala Kelvin.
La escala Celsius, es
una escala empírica basada en dos puntos. El punto que corresponde a la
fusión del hielo o congelamiento del agua, se le asigna el valor 0°C,
mientras que la temperatura correspondiente a la del agua en ebullición
se le asigna el valor 100°C. Desde luego que ambas medidas se consideran
en condiciones normales de presión atmosférica (a nivel del mar)
La
escala Celsius no tiene mayor sustento teórico, surge sólo de la
observación y no supone límites ni para la temperatura más baja ni para
la más alta. Por supuesto considera la existencia de valores de
temperatura negativos.
La escala Kelvin, es
una escala más bien teórica, que parte de un supuesto básico. Dicho
supuesto consiste en que debe existir una temperatura mínima, dado que
la temperatura está asociada al movimiento de las partículas. Este punto
de temperatura más baja, corresponde al cero absoluto (hoy llamado 0
K), en el cual cesa todo movimiento de partículas. Kelvin, a través de
suposiciones y aproximaciones teóricas llegó a establecer para ese valor
una equivalencia en grados Celsius, que equivale a -273 °C
(aproximadamente). La relación entre ambas escalas se ilustra de la
siguiente manera:
La siguiente relación, establece una equivalencia entre las temperaturas medidas con estas escalas:
T (K): temperatura medida en Kelvin (K)
t (ºC): temperatura medida en grados Celsius (ºC)diente a la del agua en ebullición
t (ºC): temperatura medida en grados Celsius (ºC)diente a la del agua en ebullición
Medición de la temperatura y Termómetros.
Es fácil darse cuenta de que los cambios de temperatura producen en la
materia diversos efectos. Entre los más notables están los cambios de
volumen (en este caso hablamos de dilatación térmica), los de
color y los cambios de estado (sólido, líquido y gaseoso); pero también
se producen otros efectos menos evidentes, como el cambio en la
conductividad eléctrica. Cualquier porción de materia es en este sentido
un termómetro, y cualquier cambio que se produzca debido a una
modificación de su temperatura nos informa de ella. Por ejemplo, los
cambios de tamaño de una varilla metálica, de un vidrio o del propio
aire, permiten medir (4) la temperatura. Al material que se emplea para
medir esta magnitud lo denominaremos material termométrico. Uno de los más conocidos y usados en los termómetros es el mercurio (Hg) (5).
Los efectos producidos por los cambios de temperatura en la materia dan origen a distintos tipos de termómetros. Así, hablaremos de termómetros de dilatación, pirómetros (los que se basan en los cambios de color), termómetros eléctricos, etc.
El ingenio humano ha construido instrumentos para medir la temperatura en forma muy simple y eficiente, dependiendo del contexto y las circunstancias en que se necesite. Es muy distinto el procedimiento para medir la temperatura de un paciente para ver si tiene fiebre, que la de un horno de una fundición para acero. También es muy distinto el procedimiento para medir la temperatura de nuestro ambiente, que para medir la temperatura del Sol. Veremos a continuación los termómetros más comunes y los procedimientos para medir en forma directa (6) temperaturas cercanas a la del ambiente.
Los efectos producidos por los cambios de temperatura en la materia dan origen a distintos tipos de termómetros. Así, hablaremos de termómetros de dilatación, pirómetros (los que se basan en los cambios de color), termómetros eléctricos, etc.
El ingenio humano ha construido instrumentos para medir la temperatura en forma muy simple y eficiente, dependiendo del contexto y las circunstancias en que se necesite. Es muy distinto el procedimiento para medir la temperatura de un paciente para ver si tiene fiebre, que la de un horno de una fundición para acero. También es muy distinto el procedimiento para medir la temperatura de nuestro ambiente, que para medir la temperatura del Sol. Veremos a continuación los termómetros más comunes y los procedimientos para medir en forma directa (6) temperaturas cercanas a la del ambiente.
Termómetros de dilatación. Se les clasifica, según el estado de la sustancia termométrica,
en termómetros de sólido, de líquido o de gas. Todos ellos se basan en
el hecho de que algunos materiales, para una misma variación de
temperatura, se dilatan más que otros. Esta característica de los
materiales se expresa cuantitativamente a través del coeficiente de
dilatación, el que depende de la naturaleza de la sustancia que compone
el cuerpo. Para objetos como una varilla, en que predomina el largo
sobre las otras dos dimensiones, hablamos de coeficiente de dilatación
lineal (lo anotamos con la letra
l).
Para las láminas, en que predomina el largo y ancho sobre el espesor,
hablamos de coeficiente de dilatación superficial y, para los objetos en
que las tres dimensiones (largo, ancho y espesor) son importantes,
hablamos de coeficiente de dilatación cúbica o dilatación volumétrica.
Veamos esto para el caso más simple. Si DL es el cambio de longitud que experimenta una varilla de longitud inicial L, debido a un cambio de temperatura DT, su coeficiente de dilatación lineal l es:
Veamos esto para el caso más simple. Si DL es el cambio de longitud que experimenta una varilla de longitud inicial L, debido a un cambio de temperatura DT, su coeficiente de dilatación lineal l es:
.
La figura 1, muestra algunos coeficientes de dilatación típicos de algunos materiales comunes. Vemos que el coeficiente de dilatación se mide en 1/°C y depende de la naturaleza del material.
Para comprender todo esto analicemos el siguiente problema.
Ejemplo:
Supón que una
regla de aluminio posee 50 cm de longitud cuando está a 10º C. ¿Qué
longitud poseerá si se la calienta uniformemente hasta 80º C? (Ver
figura 2)
Solución:
De la expresión [1] se tiene que:
DL = lLDT,
como DT = 70 º C y L = 50 cm, se sigue que:
DL = 2,4 × 10-5 (1/°C) × 50 cm × 70 º C.
Calculando se tiene que:
DL = 0,084 cm;
es decir, crece casi 1 milímetro. Su
longitud final será 50,084 cm. Para ciertos fines esta dilatación puede
ser insignificante, pero para otros puede ser muy significativa. Por
ejemplo, en el marco de una ventana seguramente no importará, pero para
los antiguos relojes de péndulo, donde el período de oscilación depende
de su longitud, esta dilatación es inaceptable.
Por otra parte, debe tenerse en consideración la dilatación lineal
en los cables del tendido eléctrico, en la construcción de vías férreas
y en estructuras de edificios y puentes. Si los ingenieros no la
consideraran, con los cambios de temperatura entre el día y la noche o
entre el verano y el invierno, los cables del tendido eléctrico se
cortarían, las vías férreas se curvarían y las estructuras de concreto y
acero se romperían.
La dilatación superficial
también puede ser importante para muchos fines prácticos. No es casual
que los vidrios de las ventanas no se ajusten exactamente a sus marcos y
se emplee masilla o goma entre el vidrio y el marco. Tampoco es adorno
el alquitrán que separa los pastelones de las calles ni el espacio que
se deja entre las baldosas o los azulejos.
Por último, el entender la dilatación
térmica puede ser muy útil en la práctica. Por ejemplo, si la tapa
metálica de un frasco de vidrio está muy apretada, podemos calentarla
con agua caliente y saldrá con facilidad. Lo mismo ocurre con una tuerca
que esté muy apretada en un tornillo. Si la calentamos la podremos
sacar con facilidad. Por otra parte, el material de las fundas y
tapaduras que emplean los dentistas deben poseer el mismo coeficiente de
dilatación que nuestras muelas y dientes, pues de lo contrario se
romperían al ingerir alimentos muy calientes o muy fríos. Los vasos y
botellas suelen quebrarse cuando se les vierte agua caliente en forma
repentina. Esto ocurre porque las zonas donde llega primero el agua
caliente se dilatan antes que las otras. El vidrio pirex, en
cambio, no se quiebra tan fácilmente en estas circunstancias debido a
que posee un coeficiente de dilatación más pequeño que el vidrio común.
Termómetros sólidos. Están construidos sobre la base de dos materiales que presentan un coeficiente de dilatación muy distinto.
Termómetros sólidos. Están construidos sobre la base de dos materiales que presentan un coeficiente de dilatación muy distinto.
Las figuras 3 y
4 ilustran dos variantes de este tipo de termómetro. En el primer caso
la varilla posee un gran coeficiente de dilatación respecto del soporte,
ya que al incrementarse la temperatura del dispositivo y alargarse más
la varilla que el soporte, la aguja se mueve. En el segundo caso se
trata de dos varillas con distinto coeficiente de dilatación, soldadas a
lo largo. Al aumentar la temperatura, la varilla con mayor coeficiente
de dilatación se estira más que la otra y el conjunto se curva.
Este tipo de dispositivo puede adaptarse para controlar automáticamente la temperatura de algunos artefactos. Se trata de los termostatos.
Al alcanzar cierta temperatura actúan como un interruptor eléctrico
conectando o desconectando un circuito eléctrico. Los hornos eléctricos,
refrigeradores y secadores de pelo poseen termostatos.
Termómetros de líquido. En la figura 5 se ilustra un prototipo de termómetro de líquido. El elemento termométrico suele ser mercurio o alcohol coloreado en el interior de un delgado tubo de vidrio. Estos líquidos poseen un coeficiente de dilatación mucho mayor que el del vidrio. Es importante darse cuenta de que en la construcción de este tipo de termómetro hay que cuidar que dentro del tubo no quede aire. De lo contrario, al expandirse el elemento termométrico y también el aire, el tubo se rompería. En la parte inferior suelen poseer un recipiente metálico, pues los metales son muy buenos conductores del calor. Este tipo de termómetro se usa habitualmente para medir la temperatura ambiente.
Termómetros de líquido. En la figura 5 se ilustra un prototipo de termómetro de líquido. El elemento termométrico suele ser mercurio o alcohol coloreado en el interior de un delgado tubo de vidrio. Estos líquidos poseen un coeficiente de dilatación mucho mayor que el del vidrio. Es importante darse cuenta de que en la construcción de este tipo de termómetro hay que cuidar que dentro del tubo no quede aire. De lo contrario, al expandirse el elemento termométrico y también el aire, el tubo se rompería. En la parte inferior suelen poseer un recipiente metálico, pues los metales son muy buenos conductores del calor. Este tipo de termómetro se usa habitualmente para medir la temperatura ambiente.
El tradicional termómetro clínico es
de este tipo, pero posee una diferencia importante. En un extremo
del recipiente metálico el vidrio posee una estrechez (figura 6)
que hace que el mercurio se mueva con dificultad en esa zona, haciendo
que, cuando la temperatura disminuye, el mercurio se separe en ese lugar
dejando registrada la mayor temperatura medida.
Por este motivo se
denomina “termómetro de máxima o de alta”. Esta es, por lo demás, la
razón por la cual el médico agita el termómetro antes de colocárselo al
paciente.
Termómetro de gas.
Este termómetro (también denominado termoscopio), al parecer inventado
por Galileo Galilei, emplea aire (o cualquier gas) como sustancia
termométrica. Como se ilustra en la figura 7, es el más fácil de
construir. Basta una botella, un tubo capilar (7), un buen tapón de
plasticina y una gotita de agua. Al variar el volumen del aire encerrado
en la botella, la gotita de agua se desplaza por el tubo, dando
cuenta de sus diferentes temperaturas.
Intenta construir este termómetro
planificando cuidadosamente el trabajo. Gradúalo en la escala Celsius y
mide la temperatura del ambiente.
Otros termómetros. El
pirómetro (8) es un termómetro apropiado para medir altas temperaturas,
especialmente la de hornos de fundición en donde los termómetros antes
descritos se derretirían. Miden la temperatura a distancia, a partir
del color de la radiación (luz) que emite un cuerpo caliente. Otro
termómetro, cada día más difundido, es el termómetro eléctrico, el cual
mide la temperatura a través de los cambios que ella produce en la
corriente eléctrica que circula por un conductor. Normalmente, mientras
mayor es la temperatura de un conductor, más dificultad encuentra
la corriente para circular por él: en términos técnicos, decimos que
aumenta la resistencia eléctrica de los conductores.
Temperatura y equilibrio térmico.
Como ya debes haber advertido, los termómetros miden, en principio, su
propia temperatura. Por esta razón el instrumento debe conectarse lo
mejor posible con el objeto al que se le desea medir la temperatura para
luego esperar a que, entre objeto y termómetro, se produzca el
equilibrio térmico. Es por esto que el médico nos coloca el termómetro
bajo la axila y luego espera un tiempo prudente antes de leer lo que
marca. Una medición simple permite constatar este hecho. Si colocas un
termómetro en agua tibia y mides la temperatura que registra a
intervalos iguales de tiempo (unos 10 segundos), verás que ella varía
como se indica en la figura 8. Podemos decir que en algo así como un
minuto, agua y termómetro han alcanzado la temperatura de equilibrio.
Aquí se hace evidente un gran problema de la física, como ciencia de la medición: ¿es posible medir algo sin alterar lo que se quiere medir? En otras palabras, tomando el ejemplo anterior, ¿se ve modificada en alguna medida la temperatura del agua cuya temperatura deseamos medir? La respuesta es sí. La temperatura que medimos es la de equilibrio entre la del agua y la del termómetro que usemos. La diferencia entre la temperatura medida y la que poseía el agua depende, entre otros factores, de la relación entre la masa del agua y del termómetro. Si el termómetro posee una masa muy pequeña en relación con la del agua, esta alteración también será muy pequeña. Por otra parte, también es claro que con un termómetro convencional no podremos medir, por ejemplo, la temperatura de una gota de agua.
Un caso extraño.
Todos sabemos que el hielo flota en el agua líquida, lo que nos parece
bastante normal. Esto ocurre porque el hielo (agua en estado sólido)
tiene menor densidad que el agua en estado líquido; pero ello, si lo
pensamos un poco, es un comportamiento anómalo que nuestro modelo
corpuscular de la materia, molecular no explica en lo absoluto.
En efecto, a partir de él debiéramos esperar que el hielo fuera más
denso que el agua líquida y que, al reducir la temperatura del agua al
congelarla, redujera su volumen.
Debiéramos esperar también que los
icebergs se hundieran en el mar, que los lagos en el invierno empezaran a
congelarse por el fondo, que los cubos de hielo se fueran al fondo de
un vaso con agua, y que una botella llena de agua colocada en el
congelador no se rompiera. Sin embargo, todo esto ocurre al revés. La
razón es fácil de decir, pero muy difícil de explicar.
En efecto, el
agua, este líquido tan familiar, presenta un comportamiento anómalo
entre los 4 y los 0° C.
El gráfico de la figura 13 muestra la
relación entre el volumen del agua en función de la temperatura. Como
puede verse, en este rango de temperatura las cosas ocurren de un modo
distinto. Al reducirse su temperatura de 4 a 0° C, el volumen del agua
se incrementa en vez de reducirse, con lo cual se reduce su densidad.
jueves, 24 de mayo de 2012
Calor Sensible y Calor Latente
Calor sensible:
La cantidad de calor recibido o cedido por un cuerpo "x"...(pero sin ocurrir cambio de fase). para determinarlo se utiliza la siguiente formula Q=m·c·(Tf-Ti)
Donde m es la masa, c es el calor específico, Ti es la temperatura inicial y Tf la temperatura final
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Calor latente:
Es el calor (energía) necesario para que ese cuerpo "x" sufra un cambio de fase. para determinarlo se utiliza la siguiente formula Q=mL, donde "Q" es el calor necesario, "m" es la masa del cuerpo y "L" es el calor latente especifico para cada elemento.
Un ejemplo tipico:
Determinar el calor que hay que suministrar para convertir 1g de hielo a -20 ºC en vapor a 100ºC. Los datos son los siguientes:
Calor específico del hielo ch=2090 J/(kg K)
Calor de fusión del hielo Lf=334·103 J/kg
Calor específico del agua c=4180 J/(kg K)
Calor de vaporización del agua Lv=2260·103 J/kg
Etapas:
Se eleva la temperatura de 1g de hielo de -20ºC a 0ºC
Q1=0.001·2090·(0-(-20))=41.8 J
Se funde el hielo
Q2=0.001·334·103=334 J
Se eleva la temperatura del agua de 0º C a 100 ºC
Q3=0.001·4180·(100-0)=418 J
Se convierte 1 g de agua a 100ºC en vapor a la misma temperatura
Q4=0.001·2260·103=2260 J
La cantidad de calor recibido o cedido por un cuerpo "x"...(pero sin ocurrir cambio de fase). para determinarlo se utiliza la siguiente formula Q=m·c·(Tf-Ti)
Donde m es la masa, c es el calor específico, Ti es la temperatura inicial y Tf la temperatura final
Calor latente:
Es el calor (energía) necesario para que ese cuerpo "x" sufra un cambio de fase. para determinarlo se utiliza la siguiente formula Q=mL, donde "Q" es el calor necesario, "m" es la masa del cuerpo y "L" es el calor latente especifico para cada elemento.
Un ejemplo tipico:
Determinar el calor que hay que suministrar para convertir 1g de hielo a -20 ºC en vapor a 100ºC. Los datos son los siguientes:
Calor específico del hielo ch=2090 J/(kg K)
Calor de fusión del hielo Lf=334·103 J/kg
Calor específico del agua c=4180 J/(kg K)
Calor de vaporización del agua Lv=2260·103 J/kg
Etapas:
Se eleva la temperatura de 1g de hielo de -20ºC a 0ºC
Q1=0.001·2090·(0-(-20))=41.8 J
Se funde el hielo
Q2=0.001·334·103=334 J
Se eleva la temperatura del agua de 0º C a 100 ºC
Q3=0.001·4180·(100-0)=418 J
Se convierte 1 g de agua a 100ºC en vapor a la misma temperatura
Q4=0.001·2260·103=2260 J
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